LIE

Soy Antonio Izquierdo Chenique, escritor novel, gran aficionado al cine y la musica clasica. este es mi blog espero que os guste.


El rincon de los susurros

El rincon de los susurros

domingo, 25 de diciembre de 2016


                                            El último sacrificio


Otoño. 
Un sol implacable y melancólico golpeaba el cristal. Era un sol de los de antes, de los de sacar a los niños a pasear y comprarles un helado. Un sol de verano. Un sol de arena y  de sal. Sus tentáculos hostigaban las transparencias del ventanal, azotando el cuero de mis zapatos, un cuero tosco y raído por los años. Su calor traspasaba ya el fino algodón de mis calcetines y se deslizaba sigilosamente por la rugosidad de mi piel, abriéndose camino hasta los dedos, produciéndome  un ligero cosquilleo.
¿Dónde estaba la lluvia? ¿Había desparecido? Intente ver pero solo había oscuridad, una áspera y extrañamente confortable. No tarde en descubrir que no tenía ojos, solo dos cuencas vacías y oscuras derramando lagrimas etéreas, sentí el calor de aquellas resbalando por mis mejillas. Inhale su olor. Olía a sangre, a  miedo y a muerte sobre todo a muerte, de esas que no esperas pero al final agradeces, de las que tardan en llegar, de las que te destruyen el cuerpo antes de arrancarte el alma. Una muerte dura.
Al fin y al cabo, vivo, tampoco estaba mucho mejor. Toda mi vida había estado rodeada de tristeza, esto era una gota más en ese océano de lágrimas.  Intente mil veces reinventarme, empezar de nuevo, no quería  convertirme en mi padre. Pero no hay manera de escapar del destino.  Como él decía: El destino hijo, es implacable y cruel, da igual cuantos caminos decidas tomar, cuantos trenes o aviones intentando zafarte de sus pegajosos tentáculos, al final te encontrara y cumplirás lo que  tenía pensado para ti.
Intente mover las manos, descubrí que el veneno había desaparecido. Mi sangre lo había escupido por los ojos, esos que ya no poseía, esos que danzaban a su antojo por la moqueta, los que en su lugar habían dejado dos enormes grutas de animadversión y vacío. Desplace una de mis manos hacia el cuello para palpar el corte que recorría mi yugular de lado a lado, jirones de piel muerta se desprendían, la gravedad estaba haciendo bien su trabajo. Puta. Una amalgama de líquidos espesos se entremezclaban en la hendidura, confluían entre sí, convirtiendo todo aquello en un festín gelatinoso y grasiento. Toque la carne,  roce el cartílago, acaricie tendones y palpe la nuez. Aquella gran zanja lloraba con lágrimas ardientes.
Tantee el bolsillo en busca de tabaco. Era fácil, solo tenía que sentir el bulto en mis pantalones, por suerte no me había dado tiempo a comprar el de liar. Hubiese sido imposible fumarme un último cigarro. Asique pare en un bar  donde solo tenían paquetes. Lo ve padre, el destino no es tan hijo de puta. Saque a tientas uno de los cigarros, comprobé que era la boquilla lo que me estaba llevando a la boca, la acerque a mi barbilla y lo lleve arrastrando hasta mis labios, lo sujete bien antes de sacar el mechero del mismo bolsillo. Gire la rueda del encendedor con mi pulgar y oí el chasquido de la piedra, en segundos sentí la convección de la llama en mi mano, acerque su calor a mi boca y…acerté a la primera, definitivamente aquel era mi día de suerte. Inhale el humo dando una gran calada, a pesar de que casi no me llegaba el aire a la boca, el cabrón salía huyendo al llegar a la zanja que me rodeaba el cuello. Aun así conseguí que el humo entrara en mi cuerpo, lo note rodeando los órganos y sentí como impregnaba mis pulmones llenándolos de hollín. Una última calada…tu último sacrificio, después de esto serás una maldita leyenda.
Carga el arma, dispara…carga de nuevo…dispara, dispara, dispara. Rojo sobre rojo el calor que envuelve al hombre, las entrañas que le dan forma…la piel que se resquebraja…el dolor, la perdida, la sensación de poder al quitar una vida, como un jodido dios. Y la luz que se apaga en su interior, se acabó el sufrimiento. Otra muerte más para mí y todo sigue igual, igual que siempre.  Al fin y al cabo cual es la necesidad de seguir vivo. Todo en esta vida que nos envuelve y que nos han pintado de maravillosa es una burda mentira. Vivimos encerrados en una oscura celda eternamente. ¿Qué tenemos? Nada. Nos levantamos para ir a un trabajo que odiamos, para luego volver a la cama, con la mujer que amas o con unas sábanas vacías. Toda la puta vida. ¿Libertad? Somos presos en esta penitenciaria llamada vida. Así que, que podía sentir yo al arrebatar una. Nada, mi reacción era la misma que al aplastar un insecto.
― Por eso eres único joder. Por eso necesitamos a alguien como tú. 
― Quiero volver a casa.
― Ya estás en ella.
― Coronel…
― Tu mujer no quiere saber nada de ti, nos elegiste a nosotros, nunca te lo perdonara.
― Quiero ver a mi hija, lo demás me da igual.
― No puede ser. No ahora. Estamos a punto de terminar casi lo tenemos.
― Apenas me quedan fuerzas para seguir. Últimamente solo pienso en ella. En una semana es su cumpleaños, me gustaría estar ahí. Se hace mayor.
― Joder ¿Ahora me vienes con sensiblerías? No me jodas.
― Se acabó Coronel no puedo más.
― ¡¡¡ Aquí no termina nada sin mi consentimiento!!! Vas a terminar el trabajo y yo mismo me encargare de que vuelvas con tu hija. Pero ahora te necesito, necesito al lobo. Esta será la última vez te lo prometo. Será tu último sacrificio y te aseguro que te convertiré en una leyenda.
Leyenda…ahora que veo como se me escapa la vida vuelvo a pensar en ella Cris y, su alma se me escurre entre los dedos. Será por esta sangre viscosa que no me deja asirme a nada más que a la jodida muerte.
―Lo tengo, tengo los informes, tengo todo cuanto necesitáis para inculpar a estos pobres hombres y convertirlos en bestias…
Oriente medio,  siempre al borde del abismo y, solo son hombres, seres tan humanos como nosotros, siempre usados como reclamo. Ahora con estos jodidos papeles no tendrán forma de demostrar su inocencia. ¿Es esto lo que quiero? Es la única forma de volver a verla…Cris.
Dos mil quinientos años de una lucha entre oriente y occidente que jamás llegara a su fin…mi país, envuelto también en todo este sin sentido, en toda esta desesperación.  Yo…una jodida marioneta. Espero que esta grabación llegue a las manos adecuadas y se sepa la verdad. ¡¡¡Esta gente es inocente joder!!! Apenas me queda aire, los documentos los guardo en un lugar seguro. El interesado sabe dónde encontrarlos.
Me llamo Cesar Lobos. Cabo de Infantería de Marina del ejército español, asesinado por su país.
Por favor encontrar a los culpables…ya hay demasiados muertos.

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